Tras el desconcierto por las informaciones recibidas ayer, hoy tocaba levantarse, recoger los pedazos que dejó la jornada e intentar no abrir grietas, sino escrutar senderos para encontrar la fuerza que nos habrá de guiar, como mínimo hasta el 26 de abril.
Esta vez sí que sabemos quién “nos ha robado el mes de abril”, el maldito virus. De nuevo, cuando imaginabas un sendero llano, la cuesta emerge empinada, colina alta, camino con recovecos, curvas cerradas, pendientes pronunciadas.
Sin embargo, si divisas el precipicio lo mejor es no mirar abajo, arriba brilla el sol y la luna. Hay hasta cientos de estrellas que siempre están, estés donde estés, estés como estés, estés con quien estés. Solo necesitas abrir los ojos y tener de par en par el corazón, las ganas, la ilusión y dejar que los días pasen sin sentir punzadas que te contraríen.
Es el momento de rehacer el calendario de actividades domésticas y reubicar el rol laboral que afrontar las próximas semanas, carentes de información competitiva aunque siempre presente, de alguna forma, la actualidad deportiva desde alguna perspectiva.
Toca reponerse y ganar la batalla a la monotonía, establecer nuevas rutinas y emplear en quehaceres esta extraña cotidianeidad, porque ahí fuera hay lugares, personas y momentos que nos mantienen aquí. Hay detalles, actitudes y gestos. Hay latidos, afectos y estimas que nos acompañan y tenemos la obligación de prolongar, no solo este confinamiento, sino también nuestro estado de ánimo y, quizá lo más difícil, el control sobre él.
Aunque sinceramente, no es sencillo soltar los miedos y dejar espacio a los sueños cuando el sol va y viene en esta primavera que no florece, tal vez presa también de tantos quebrantos.
No es fácil continuar erguida cuando a un halo de serenidad y cierto sosiego le sigue otro de inquietud y zozobra.
¿Cómo soltar los temores y crear sueños con este letargo? ¿Cómo educar a la mente, pilotar tus emociones e imponer sensatez y perspectiva con este aturdimiento?
Hay que configurar nuestros sentimientos y nuestros pensamientos y reprogramar nuestra vida, para al menos, las tres próximas semanas. Insiste, persiste... resiste.
Y además, relativiza esas imágenes que ahora anhelas, valora los momentos pasados pero no te pierdas en recuerdos, no añores, crea objetivos e ideales que puedan venir; aunque mientras, comparte.
Si no te llaman, llama; si no te buscan, busca; si no te dan, entrega; siempre habrá alguien, siempre hay alguien, porque a veces no se trata de recibir sino de prestar para recibir y hacer para conseguir.
Así que, ante todo, no pienses en exceso y ama, ríe, llora, y espera…no, no será fácil, pero como dijo el entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, “la vida no da batallas fáciles a los guerreros” tal vez, muchos de nosotros somos guerreros y necesitábamos una prueba que lidiar para fortalecernos como individuo o como sociedad, a pesar de que sigo con las mismas dudas que ayer en este argumento.
No será fácil. No es fácil haber de asumir que demasiada gente está naufragando en esta travesía, ni será sencillo combatir el abatimiento cuando el “meninfot” te invade; pero esa es la única razón que hemos de perseguir para alzarnos cada día y conseguir extraer de esta coyuntura un aprendizaje en esta ridícula e insólita situación que cada cual asimila como siente, como puede y como nos lleve….”donde quiera que vaya”, como dice esta canción de Sleeping at last ,“Everywhere I go”, que me dio a conocer un amigo hace unos días.