Esto también pasará. Aunque hoy cueste, aunque la primavera no quiera llegar, aunque el silencio estremezca, aunque a veces haga daño…
Esto también pasará. El sol volverá a brillar, el sonido del mar será melodioso, las imágenes se iluminarán en color, las prisas volverán, los atascos nos desesperarán; pero mientras tanto… sí, mientras tanto…
Todo parece en barbecho y al mismo tiempo que soñamos sentimos que se quedan sin vivir otro puñado de sueños. A ratos faltan esperanzas y hasta se pierden ilusiones. Anidada entre sombras, cómo se domestica el corazón.
Somos cautivos de nuestros sentidos y esclavos de nuestro ánimo porque en la frágil realidad no brillas, y los sentidos vagan perdidos. A veces, cada suspiro es un beso o un abrazo lanzado al azar a la espera de encontrar el cobijo que anhela.
Todo son informaciones, noticias pero son demasiadas las preguntas sin respuestas porque hasta la soledad se ríe de ti desde este encierro donde hasta la fuerza del viento, a pesar de la oscuridad apaga casi todas las velas.
Sin embargo, todos sabemos que esto pasará y habremos hecho acopio, sin saberlo, de toda la energía que requerirá encender la bombilla cuando las candelas lucirán.
Volverán las luciérnagas hoy destelleantes a iluminar nuevos senderos por los que escapar de esta fría cueva porque según dice un dicho tibetano “la tragedia debe ser utilizada como una fuente de fortaleza. No importa qué tipo de dificultades tengamos, cómo de dolorosa sea la experiencia, si perdemos nuestra esperanza, ese es nuestro verdadero desastre”.
Así, aunque no lo parezca, hoy intento seleccionar un único pensamiento para dibujar en esta desbarata cabeza un sueño, o varios, porque como escribió Víctor Hugo en “Los Miserables”, “no hay nada como un sueño para crear el futuro”.
Y ese lo tendremos que construir entre todos...