Quinto día de encierro y, a pesar del empeño y la voluntad con que me esforcé por establecer un calendario de actividades diario, hoy he roto mi rutina. Incluso el quiebro a esta extraña cotidianeidad por el encierro covid-19, hace que esta noche me cueste un poco cumplir con esta “obligación” (que me he empeñado en tener) de trasladar mis emociones al final de cada día de este aislamiento.
Ya insinúe en otro relato que siempre he sido muy dormilona; sin embargo, hoy que me había propuesto comenzar más tarde mi jornada laboral, no eran todavía las 8 de la mañana cuando he despertado con una inusual actividad en mí y ya estaba conectada telemáticamente.
La vorágine informativa se reduce a un tema, bueno, a dos, porque a pesar del maldito coronavirus, el escándalo del “ASUNTILLO” del rey emérito y su hijo el monarca parece que no va a pasar tan desapercibido como confiaba que sucedería el asesor de comunicación de casa real al lanzar, lo que denominamos en el argot periodístico una “bomba informativa” el pasado domingo.
En este contexto, el deporte ofrece pocas novedades noticiables con la actividad competitiva paralizada en todo el continente; no obstante, hoy se preveía que se iban a oficializar una de las dos noticias más importantes que puede dar la sección de deportes a la población estos días. Y así ha sido.
Por eso de buena mañana había que estar preparados además de cuanto antes actualizar las últimas informaciones generadas durante las últimas horas del día de ayer y nuestra madrugada después que un representante del gobierno japonés se aventurara a decir con contundencia que sí o sí, este verano se celebrarán los JJOO. Una afirmación que, sinceramente, veo tan vacía de realidad como parece que la percibe el COI a día de hoy, a pesar de que, el Comité Internacional sigue manteniendo la incertidumbre sobre la realización de los Juegos, por eso de mantener la esperanza o, simplemente, porque no saben cómo afrontar el coste económico que supondría anunciar ya la cancelación de un evento deportivo que, decenas de atletas de distintas modalidades y países, se apremian en solicitar, con cierta osadía, pero sin temor a la repercusión que pueda causar sus razonamientos y contundentes argumentos.
La otra noticia deportiva de calado es desde este mediodía oficial, la Eurocopa que se había de celebrar el próximo mes de junio aplaza su disputa al verano del 2021.
Consciente de la importancia de tener preparado el titular más destacado de estos días en la información deportiva (la suspensión de la Eurocopa), he intentado colaborar con mis compañeros desde primera hora de la mañana. Son aportaciones quizás nimias, preparar un boletín, actualizar permanentemente las redes sociales, continuar con las memorias diarias de los temas tratados, etc.; sin embargo, están siendo esas “colaboraciones” las que están consiguiendo que me siga sintiendo periodista.
Escuchar la radio, redactar noticias, hablar con alguna fuente informativa para aventurar alguna información, son actividades que sí, se pueden hacer telemáticamente pero además, son tareas que me permiten considerarme parte de un equipo que, personal y emocionalmente está siendo, en general, extremadamente amable y cariñoso conmigo (gràcies companys d’À Punt Esports, quan tot açò passe, que passarà vos dec un gran desdejuni i un bon berenar…mínim).
Junto a esta labor periodística hoy ha sido un día que he participado en el inicio de un proyecto que, para quien no entienda lo que supone las celebraciones de la Semana Santa Marinera, para una cabanyalera, un grauero o el vecindario del Canyamelar, puede resultar irrisorio.
Sí, la València Marítima como le gusta denominar al concejal y pregonero de la fiesta grande del Marítimo el año 2017, Pere Fuset, al Distrito Marítimo, vive de forma singular una celebración religiosa que solo nosotros convertimos en una expresión de religiosidad popular en unas calles históricamente vinculadas con el republicanismo y el espíritu agnóstico que, en ocasiones, va inherente a esta ideología.
En el Marítimo, la Semana Santa es Marinera es nuestra, tengamos unas creencias u otras, cumplamos la palabra de Dios o seamos agnósticos. Sí, para quien no ha nacido aquí es difícil entender todo lo que representa la fiesta grande del Grau, Canyamelar y Cabanyal.
Por eso, porque, por segundo año consecutivo, con la llegada de la primera luna llena de la primavera no procesionaremos por las calles de nuestros barrios, la Junta Mayor de la que tengo el honor de formar parte, ha ideado hoy una forma, para mí, genial, de dar a conocer historias, curiosidades y anécdotas de la Semana Santa Marinera a cofrades y todo aquel que quiera acercarse a sus cuentas oficiales en las distintas redes sociales.
Cada día el presidente (de quien tengo la suerte y el orgullo de ser familia) contará un relato en el estilo de este que aquí enlazo: https://www.ivoox.com/48982898
En fin, entre unas cosas y otras la mañana ha sido trepidante trabajando con dos ordenadores y dos colectivos diferentes al mismo tiempo. Así que, ha llegado la hora de la comida sin haber estudiado la parte de hoy del máster, haber realizado el ejercicio matinal, ni tan siquiera haber preparado la comida.
Sin embargo, más se ha retrasado Sánchez, cuya comparecencia prevista hoy sobre las 14:00 h, se ha producido a las 15:30. Un resumen de las decisiones gubernamentales importante, con la adopción de medidas, con las que podemos estar de acuerdo o discrepar pero que, según he escuchado de algún economista, no habituado a ofrecer elogios al presidente del gobierno español, supone para muuuchas personas estar hoy más tranquilos que ayer; aunque quede mucho por hacer y muchas dudas por despejar en un horizonte que sigue vislumbrándose gris ennegrecido.
Confieso que, de la misma forma que cada vez que comparece Fernando Simón me contagio de una paz interior necesaria estos días de confinamiento, cuando veo a Sánchez, siempre existe un momento en el que se aceleran mis pulsaciones e incluso escapa alguna lágrima, por mucho que intente lanzar un mensaje optimista. Sí, todos sabemos, que vivimos un momento excepcional y conscientemente, todos sabemos que esto pasará, pero hay momentos…hay momentos.
Con el fin de mitigar las sacudidas emocionales que personalmente me ha generado un día más Pedro Sánchez, (no tanto por su imagen o contundencia en su discurso, sino porque sus palabras son ese golpe de realidad que, cuando intentas evadirte con memes, actividad o falsas obligaciones, de la grave coyuntura que nos ha tocado experimentar te traslada al aquí, al ahora y miras alrededor y ves la ausencia de compañía, las mismas cosas en los mismos sitios durante 24 horas y ya cinco días seguidos, ufff!!!), me he puesto a leer con el fin de finalizar el libro de Laura Ferrero “Qué vas a hacer con el resto de tu vida”. Lo empecé cuando la pandemia se iniciaba, pero lo he estado alternando con otro libro de un buen amigo que tenía pendiente de concluir.
Aun así, esta tarde, libro acabado, por cierto, aunque tiene ya un par de años, quien no lo haya leído recomiendo su lectura, por la sutileza con que la autora te traslada sus emociones, fáciles de identificar en uno mismo en algún momento de su vida. Al menos personalmente, aconsejo su lectura aunque quizás, en otra coyuntura que no sea la actual porque, a mí sí me ha alterado las emociones en varios instantes al recordar ese periodo donde creo que todos fuimos felices, la infancia.
Tras la lectura y una breve colaboración con los compañeros en la redacción he comenzado el ejercicio. Hoy excesivo porque se trataba de recuperar el ritmo del día, es decir, hacer los 20 km de cyclostatic, los 5 minutos (recuperé ayer el aparatejo y el cuerpo no da todavía para más) de stepper y los 30 minutos del yoga acrobático que nos envió la buena amiga Sonia, la profe de yogui.
Eran las 9 de la noche cuando cerraba mi actividad “deportiva”, una de esas nuevas experiencias que, puede que me esté tomando demasiado en serio. MMM…..lo consultaré mañana con mis amigos “asesores” en esto del ejercicio físico.
Tras ello y para contrarrestar las excesivas pulsaciones tensionales que por la mañana me ha generado estar ante dos pc y por la tarde-noche el ejercicio físico, he hecho una visita internauta con la familia e incluso intercambiado washaps con algunas de esas excelentes amistades a las que también esperas pronto poder abrazar, y me he refugiado en la bañera para disfrutar de ese pequeño placer con el que muchos días anhelamos recrearnos pero para las que, salvo algún fin de semana de asueto, pocas veces hacemos, un baño de sales.
Sí, con la serenidad que te ofrece un largo baño de agua caliente y el sonido de una música relajante cierro hoy el día y este diario de una jornada que confieso, con el sonido de la lluvia y el viento golpeando los cristales, ha sido demasiado inestable psicológicamente, aunque no por ello deprimente y triste.