Jamás fueron amantes. Nunca se rozaron sus labios, todo lo contrario que sus brazos, permanente refugio de uno y otro en cada encuentro. A ella le gustaba encerrarse en el estrecho círculo que representaban. Él germinaba cobijo maternal cada vez que ella lo envolvía.
Se conocieron cuando ambos apenas eran poco más que unos críos ilusionados con diseñar una vida, entonces repleta de esos sueños que se crean en la adolescencia, fábulas que duran lo que tarda cualquier ser humano en entrar en contacto con la vida laboral y cumplir años.
Ninguno recordaba cómo fue su primer encuentro. Él a veces creía recordar que fue en el metro en el que coincidían camino de la universidad. Ella, sin embargo, tenía la imagen vaga de él en la penúltima fila de clase con la mano alzada los primeros días de aquel primer curso en el que coincidieron.
Poco importaba aquel momento cada mes de septiembre en el que celebraban su aniversario. Cuando la pandilla comenzó a reducirse con la llegada a la edad de adulta del grupo de amigos que ambos compartían, ellos iniciaron esa extraña relación que los había convertido en inseparables y que pocos, muy pocos, entendían. Para casi todos eran una pareja anormal. Juntos viajaban por el mundo, acudían a fiestas…compartían vivencias, emociones y momentos, muchos momentos, problemas, dudas…sin embargo, eran poco coincidentes en personalidad y gustos. Ella recordaba muchas veces aquella tarde perdidos en las calles de aquel lejano país en las que, mientras él disfrutaba hablando con los viandantes y escudriñando cada rincón, ella se escondía tras él asustada y perdida. Él disfrutaba la aventura, ella aterrada y nerviosa casi entra en estado de ansiedad por el contexto desconocido.
Eran inseparables. Incluso las épocas en las que, casi siempre, los viajes por trabajo de él y las horas extras de ella, los mantenían apartados físicamente, era permanente su contacto. Ella se había acostumbrado a compartir incluso los indicios de problemas con él, sus inquietudes, anhelos, sentimientos. Para él, ella era su compañera, a pesar que solo trabajaron juntos en el inicio de su vida laboral cuando ambos decidieron iniciarse en la aventura de adultos en la misma agencia. Trabajaron en mesas contiguas, prepararon informes y dossiers durante poco más de tres años. Esa fue quizás su época más distante, demasiadas horas compartidas. Sin embargo, también en ese trabajo formaban el mejor tándem y el cascarrabias y exigente jefe de departamento, zorro listo y experimentado, se encargaba casi personalmente de asignarles las mejores campañas publicitarias.
Cuando ella recibió la oferta de la revista de moda para formar parte de su departamento de márquetin, él decidió desviar su camino y comenzar a tontear con el periodismo.
Dos décadas después, ella controlaba la publicidad y edición de varias revistas de esas mal llamadas feministas. Por su parte, él había consolidado un prestigio profesional que le convertía en un referente para centenares de estudiantes, a los que exponía en conferencias por todo el mundo, sus experiencias como corresponsal en los últimos conflictos bélicos del viejo continente. El libro sobre el conflicto en Los Balcanes con el que fue finalista al Premio Pulitzer lo encumbró definitivamente hace algunos años.
Sin embargo, la relación de ellos continuaba inquebrantable. Tras el abandono de varías novias celosas por la presencia de ella en la vida de él, por fin encontró la persona con que complementar su vida más íntima, el único espacio en el que ambos eran completos desconocidos.
Nunca hubo entre ellos ninguna atracción sexual que les permitiera alterar los principios de aquella relación. ¿O tal vez sí?
La pasión se presenta tan inconscientemente que, en ocasiones, con no atender las insinuaciones que la naturaleza marca, se diluyen los sentimientos irracionales. Lo bien cierto es que su amistad parecía inquebrantable y un amor no era suficiente cobijo para tanto afecto.
Quizás por esa razón hoy seguían allí. Casi medio siglo después era de nuevo 10 de septiembre, la fecha elegida al azar para celebrar su aniversario. El aniversario de una amistad perenne, constante, indestructible, eterna…..porque a veces, la vida te ofrece la oportunidad de descubrir sentimientos imperecederos incluso entre seres equidistantes y personalidades antagonistas.