Solo Quería Que la Quisieran Hasta Que…Descubrió Que la Querían.

Durante años anduvo buscando colmar carencias que, en realidad, nunca supo cuando comenzaron a aparecer.  A veces, pensaba que lo tenía casi todo y que la sensación de permanente ausencia  solo era percepción de una exigencia máxima en busca de unas emociones que, únicamente, provocan cantos de sirenas en mundos irreales.

Tal vez por ello, se acostumbró a fabular. No solo ante un papel improvisaba historias, le gustaba dejar marchar la imaginación y viajar por lugares exóticos, vivir intensos romances e incluso disfrutar con placeres excelsos.

Sin embargo, ante la imposibilidad de convertir en real su vida imaginaria, intentó entallar en su cotidianeidad los golpes de felicidad que la irrealidad le ofrecía.

Vivía con engaños y de engaños, todos los que acostumbró a generar en su mente y en un pequeño corazón donde, en algunas épocas, era fácil encontrar acomodo. Gustaba de abrir sus emociones con rapidez cuando percibía posibilidades de entregar tanta estima.

Pero tanto amor desbordado no encontraba siempre un cobijo óptimo. Y, no obstante, seguía, seguía y seguía intentándolo, hasta que decidió poner a resguardo los sentimientos dañinos que solo su mente se empeñaba en generar y disfrutar el presente de la travesía que inició hace unas décadas y que le había hecho reposar en puertos, en ocasiones tranquilos, en otras, envuelto de tempestades.

Demasiados vaivenes para quien solo necesitaba cultivar el presente y disfrutar del ahora para percibir cuántos, cuántas y cuánto amor la envolvía.  Solo necesitaba mirar alrededor y descubrir la risa, la alegría, el sol, el mar en calma y cómo la sombra de su huella brillaba mientras esperaba que saliera la luna…esa luna llena que siempre se abría paso, siempre salía.

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