Hay días que son no... cielo gris, palabras parcas y gestos livianos.
El otoño se asoma entre nubes dibujando sombras de ayeres todavía cercanos pero taaaaan lejanos.
La rebeca o el foulard ocupan el espacio del bikini, las temperaturas oscilan en demasía y un estornudo provocado por una noche de bochorno y una mañana fresquita alerta las miradas a tu alrededor...ay, el bicho!
Hay temor, muchos nos sentimos aislados, nos socializamos poco y las sonrisas escasean o se camuflan bajo las mascarillas que a veces, por suerte, enmascaran nuestras expresiones no siempre gentiles.
La distancia comienza a ser no solo física, hay sombras que acechan y realidades que amedrentan aquellas ensoñaciones de aquel tiempo en que los sentimientos se percibían próximos.
Aquellos "te quieros" hoy cuestan de expresar (¿o acaso cuestan de sentir?). Vivimos en realidad y en el ahora y .......y el mañana es solo un espejismo. Para qué hacer planes si no sabemos cuándo volveremos a sentir, compartir, reír...y luego está la susceptibilidad y esos ratos en el que sufrimos eso de "piel fina", pero cómo evitar las ganas de... momentos, rostros, abrazos, conversaciones, roces, charlas, besos... Todo lo que fue y....¿volverá?
Porque hay días que la añoranza es solo poder agarrar aquellas manos....y contemplar la amalgama de colores de aquellos días de...