A veces se está en el sitio inadecuado en el momento inoportuno, en ese instante, la coyuntura te obliga a saltar al ruedo sin calibrar consecuencias y con una repentina ausencia del sentido del ridículo. Eso me ocurrió en junio de 2006 durante las celebraciones del ascenso del Levante UD a Primera División.
La cobertura de Ràdio 9 me ubicaba esa tarde en el balcón del Ayuntamiento de Valencia donde el equipo acabaría las celebraciones compartidas con su afición por las calles de la ciudad. Sin embargo, una repentina indisposición del speaker oficial me dejó como única candidata improvisada a realizar la locución de la llegada del equipo a ese lugar, es decir, realizar de maestro de ceremonias en la casa del cap i casal.
Y servidora, que jamás ha disfrutado de un tono de voz excesivamente loable, pero que vivía con emoción el momento del retorno a Primera de “su” equipo, aceptó, casi por imposición de “los de arriba”, la labor encargada.
Engullí de un trago mi siempre intencionada discreción, asumí el rol y pude actuar como el personaje que jamás imaginé representar. Las imágenes me recuerdan que disfruté, aunque la memoria, siempre selectiva, solo me hace recordar la frase con que mi propia familia y mis mejores amigos me recibieron al finalizar el acto “¿cómo has podido hacerlo?”.
Hoy, casi una década después mi respuesta es ¿cómo pude hacerlo?… y es que la vida, a veces, también te ofrece singulares momentos.
